MALEFIC TIME BLOG (parte V)

UNA HISTORIA DE LUIS ROYO Y ROMULO ROYO.

UN VIAJE DEL 2010 AL 2038 (V)

 

Lee la primera parte AQUÍ

Malefic-time-Blog-Apocalypse-Luis-Royo-Romulo-Royo-Fantasy

 

En el 2010, en la web de Malefic Time se empezó a publicar estos textos en el blog. ¿No os parecen estos días una coincidencia? Os iremos reponiendo los textos que se publicaron en su día sobre el proceso de creación.

 

  

Lobo enjaulado 

 

Lobo enjaulado

-Jesús Vilches (Sombrerero)

¡¡¡Mierda, mierda, mierda, mierda!!!

Las paredes parecen venirse abajo sobre mí. Segunda semana de encierro. 3:30 de la madrugada. Deseo morder, romper cosas… Estoy incomunicado. Sólo me falta la camisa de fuerza. ¡¡Por el mismísimo Diablo!! Mataría a alguien, lo juro. Mato por un poco de oxígeno.

Segunda semana de encierro. Teclas, palabras, fragmentos, páginas, páginas, páginas. Maldición.

«No, esto no», «no puede ser tan evidente», «más acción», «no, más suspense» «no, más acción»

¡¡Aclaraos!! Si no estuviese loco, estaría a punto de volverme. «Vamos con retraso» «Más páginas, más páginas» «Luz no diría esto» «Allen es más… de otra forma» ¡¡¿qué forma? joder!! «No le llames Gabriel», «No digas lo que son», «esta parte antes», «No, antes» «No, ahora está demasiado pronto» ¡¡A la mierda!!

Frases, fragmentos, inicios, enlaces. Doy vueltas en la habitación. No sé nada de ellos desde hace más de una semana. Más páginas a la basura, más diálogos inservibles, más escenas que hacen compañía a una montaña de cigarrillos a medio fumar. No va a poder conmigo. No va a poder conmigo.

Horas al frente de una pantalla. Las líneas se vuelven difusas. Los días pasan sin que distinga la noche del alba. Las voces no se callan. Mi cabeza va a reventar. A veces sólo ella es el bálsamo… solo ella…

¡¿Pero por qué no me hablas?! No puedo inventarte sin tu ayuda, no puedo. ¡Háblame, te lo suplico! El viejo tiene a su americano ¡¡yo solo te tengo a ti!! Cuéntame, confiésate, desnúdate otra vez, por favor…

Camino en círculos. Cada frase me cuesta la sangre, me exige el aliento. Oleadas de tiempo gastadas en un calada, ¡¡Háblame!! Te necesito. Ni imaginas cómo te necesito. Te estoy suplicando. Lanzo gritos al vacío. Sólo estas paredes que me aplastan el alma son los testigos mudos del parir de esta historia. Sangre. Cada página es sangre. Sangre que luego acaba en la basura. Una página se levanta sobre el cadáver de diez. Es el precio a pagar, el sacrificio necesario.

«¿Has sentido miedo? ¿Miedo de verdad?»

(¿es una pregunta? ¿Te diriges a mí?)

«Si tienes que pensar la respuesta es que no lo has sentido»

¡Gran inicio! Podría ser bueno... pero ¿les convencerá?

Tengo partes, fragmentos, como piezas de un cuerpo mutilado. Esta historia no es ahora más que un puñado de carne muerta, dispersa. ¡Necesito el alma! Conectar sus fluidos, hacerla andar, respirar. Ritmo, ritmo, tensión, ruptura, más tensión.

Pálpito, latido… milagro.

Abre los ojos de una puñetera vez y mátame. Sabes que te pertenezco y juegas conmigo al escondite. Pero nos necesitamos. Ambos nos necesitamos para existir, para estar completos. Abre los ojos de una vez y cuéntame tus secretos. Tengo una historia a la que darle tu voz.

Basta, suficiente…

Mañana volveré a intentarlo.

Hoy solo quiero dormir… y volver a soñar contigo, amor.

 

 

 

Imprevisto 

 

Imprevistos 

-Jesús Vilches (Sombrerero)

Nos llenamos de momentos imprevistos, en este silencio imprevisto, repleto de noticias imprevistas y rostros imprevistos. De manera imprevista sucede, que de este rincón imprevisto surge una magia imprevista y de repente todo discurre bajo nuestros pies. Se deja acariciar el presente por futuros imprevistos y una legión de manos imprevistas acuden a esta guerra impredecible a pelear junto a los locos que en este Madrid imprevisto, pleno de lunas imprevistas y sueños por prever, gritamos al desierto desnudo, a pleno pulmón, en una lengua imprevista, cargada de augurios imprevistos.

Lo mejor no puede medirse, no puede ser cuantificado por números ni estadísticas. No tiene peso, forma real ni puede anticiparse. Lo mejor es imprevisto. No fue planeado este lugar, ni este instante, ni las personas que formarían la jauría descabellada que se suman a la estela de este galeón fantasma. Toma cuerpo imprevisto, alma imprevista, fuerza imprevista. Sopla a nuestro favor un viento imprevisto que habrá de llevarnos a rincones y playas imprevistas. La razón imprevista sucumbe al abrazo eterno de un corazón imprevisto que late a ritmo imprevisto. Lo que aquí somos, los que aquí somos, nunca fue previsto.

Porque esta noche fue imprevista y ese beso imprevisto sabe mejor que todos los besos. Porque alguien tuvo una vez un sueño imprevisto y decidió que merecía la pena cumplirse, yo os digo: Ahora es el momento de recomponer los deseos rotos, los alientos perdidos, las alas del Ángel que perdió sus alas. Este es el momento preciso de poner en pie de guerra las lágrimas que guardamos para los momentos imprevistos. Todo lo que ocurre ya nos ha ocurrido…

No esperéis orden ni jerarquía en lo que hacemos. Nuestro final será imprevisto, pero ¡lo juro! ¡lo presiento! Será un final para el recuerdo.

Toda nuestra vida no es más un gran imprevisto.

 

 

 

El camino del desierto 

Camino del desierto

 

-Luis Royo

Baal no cambió de posición en todo el día y ella respetó como siempre su meditación, observándolo por el rabillo del ojo, era todo lo que tenía. Un gran maestro paciente y sabio, un maestro que atendió también a su madre hasta que murió. Era todo lo que quería, excepto aquella espada corta sin casi adornos que se había convertido ya en la prolongación de su brazo.

Llegada la noche el maestro después de encender las velas, preparó una cena de trocitos de carne llena de especias y una bebida amarga para pasarla. Cenaron en silencio, ella sin perderle de vista, todo aquello era especial y sabía que algo se iba a desvelar en tan extraño día.

Le dijo que había llegado el momento de caminar sola, de atravesar el desierto de la vida, que, aunque casi era una niña, ella era especial y su momento de preparación bajo sus pautas había terminado.

Luz, sigue tú camino sola a partir de ahora, haz que se cumpla el destino.

 

 

 

El gato de Amarna 

El gato de amarna

 

 -Luis Royo

Cuando me movía por Amarna, las cosas no fueron fáciles. En mis años de mendigo solía moverme por las inmediaciones de los templos y palacios de Akenatón, allí conocí un gato negro, una hembra que maullaba por las noches y que a prudente distancia me observaba, solo una vez pasó por entre mis piernas haciendo que su rabo me rozara.

Sé que este pequeño suceso nada os importa, ni le encontráis ninguna relación con una historia que se desarrolló miles de años más tarde en un New York decadente. Pero para mí, todos aquellos años están llenos de interrogaciones que han ido quedando después de tanto tiempo en el rincón de los sesos de las cosas pendientes. Igual ni creéis que malviví en Amarna cuando aquel lugar disfrutaba de todo su esplendor, bueno. Pero me gustaría que supierais que en aquel tiempo es cuando contemplé de lejos, por primera vez, la empuñadura de Malefic y sus nueve cabezas de serpiente. Por entonces no era una empuñadura de espada, era una gran joya que portaba Nefertiti cubriendo su sexo, protegiéndolo con sus cientos de significados que aún hoy, en 2011, no he conseguido descifrar por completo. Lo que, si os puedo decir de momento, es que ese número nueve también lo nombra Juan en su Apocalipsis, y por eso yo escribo aquí esta nota, el nueve de este primero mes del año.

En 1993 pinté esa empuñadura y tiempo después, una noche solitaria en el estudio, aquel gato de la lejana Amarna, se paseó por entre los papeles revueltos del suelo, diréis que es un sueño, pero aquella noche se transformó en una muchacha de unos deseos y sensibilidad fuera de lo común que me hizo realizar un pequeño cuento que titulé “El Príncipe Azul”.

Sobre ese número nueve, y al margen de todos sus importantes significados cabalísticos que se pueden consultar en cientos de sitios, me gustaría deciros que: es ya es la segunda vez; que pone de nuevo nuestra vida en punto cero; que es el múltiplo por excelencia del tres (también sabéis cuantos significados tiene ese tres y la importancia que le da nuestra cultura occidental, solo nombrar trinidad lo evidencia); y que es el número siguiente al ocho. Comento todo esto porque estamos hablando del año 2038, que recoge todos esos números que os acabo de citar, y que sumados hacen el número trece, el número femenino por excelencia, el número lunar y de Luna, el número que maldijeron los Papas y que eligieron día para acabar con Baphomet y los templarios.

 

 

 

El Camino Encrespado (2011 y Cuenta Atrás)

-Jesús Vilches (Sombrerero)

2011. 365 días envueltos para regalo. 12 meses a estrenar. Somos niños con zapatos nuevos (o seminuevos). Los necesitamos para recorrer este camino encrespado.

Alguien se ha tomado esto en serio. Nuestro espacio nos regala vestido nuevo. New York se transparenta desde sus cenizas y polvo. Nos recuerda el final del viaje. Luces de neón cuentan los segundos de un apocalipsis que está por llegar. Nuestra espada de Damocles caerá mucho antes. Sin embargo...

Como hemos sido buenos chicos malos regresamos cargados de regalos de navidad.

A Canas le han dejado:

Una maleta de pinceles invisibles para inventar nuevos trazos.

Una paleta de colores imposibles con garantía de por vida.

Unas gafas de ver el futuro sin olvidar el pasado.

Un kilo de tatuajes reutilizables para adornar personajes.

Un horizonte para no parar de andar.

Luz focal direccionable especial contra ángulos muertos.

Una caja de latidos de corazón para acelerar el pulso.

Un león de bolsillo que sabe ladrar.

Una camisa de fuerza de Dolce y Gabanna.

Un dragón de mentira en una botella de cristal.

Una luna creciente que adorne las noches.

Una sombra a la espalda para no sentirse solo.

Una dosis extra de locura para un loco.

y un puñado de canas para compartir.

A Manchas le regalan:

Una bolsa de manchas de primera calidad para poner donde quiera.

Un disfraz de payaso para confundirse con la gente.

Una impresora gigante para imprimir pesadillas.

Masilla auto modelable para dar forma a los sueños.

Una televisión sin cable para no distraernos.

Un oso amaestrado que reparte abrazos (de oso, por supuesto).

Un bote de "Porqués" tamaño familiar que no necesitan respuesta

adjunto a una caja de respuestas por si alguien pregunta.

Una cámara digital que fotografía lo que no existe.

Un dibujo que se pinta solo (para variar).

Un sobre lleno de cheques en blanco por si el futuro es gris ceniza.

y un reloj sin números para olvidarse del tiempo.

 

Estudio malefic

A este sombrerero 2011 le trae:

Una caja de sombreros infinitos para cualquier ocasión.

Un espejo donde Alicia se refleja (aunque le cueste salir).

Un frasco de polvo de hadas para compartir y enseñar a volar.

Una lista de madrugadas sin sueño para invertir en fantasmas.

Un sueño vestido de rosa y flores en el pelo.

Un poco de rosa en el armario que me recuerda lo bien que sé tropezar.

Un álbum de fotos que me sé de memoria (y que siempre repaso).

Un poco más de memoria para no olvidar lo que importa (porque importa).

Un diccionario con todas las palabras no escritas que he de escribir.

La promesa de recibir la sonrisa más bonita del mundo cada mañana.

Un regalo para regalar en forma de poema (y que nadie se enfade).

Un paquete de guiños en una sola dirección (que a veces regresan).

Una locura más que sumar a la lista.

Un pecado listo para usar.

Una bolsa llena de nada para convertirla en todo.

Un poco de cobardía que me vuelva valiente.

y un acceso directo a Nunca Jamás.

Y entre todos nos repartimos:

Un año de trabajo que empieza hoy mismo.

 

 

 

Abandono 

-Jesús Vilches

Abandono

¡Malditas Fiestas! Tiene delito que lo diga alguien que nació un 24 de Diciembre... pero malditas fiestas. Está costando anclarse y vuelvo a verme obligado a marchar. Se supone que es lo que hacen en estas fechas las personas decentes, con una vida normal y esas cosas que... en fin, yo desconozco (Canas y Manchas, también). Hago maletas mientras miro atrás; un gesto que me obligué a no repetir nunca. Luz se queda. Otra vez distancia. Lo llevo mal... pero ella ni siquiera se enterará, me temo.

He encontrado una vieja lámina del Canas. Me asegura, si no le falla la memoria (no ando muy seguro de ello) que es inédita. Antigua. He quedado hechizado al contemplarla. La tengo grabada en la retina y es el motivo por el que tengo partido el corazón en este instante. Luz es apenas una niña en ella... ¿Qué edad podría tener ahí? ¿Quince, dieciséis? Yo sé qué momento es por el que pasa: La frialdad del abandono. Ella también tiene el corazón roto en ese instante y su dolor y soledad me traspasan, se me clavan hondo. Sé exactamente qué momento de su vida es... una vida que aún no ha comenzado y que yo conozco demasiado bien. Una vida que yo tengo la enorme tarea de trazar y construir. Ella está enamorada y ni siquiera lo sabe... sólo sabe que alguien que necesita se halla lejos. La expresión de dolor es infinita y su frío me deshace. Yo de algún modo escribiré las páginas en la que es abandonada. Yo trazaré las líneas con las frases de su angustia, yo colocaré palabras en sus dudas. Yo sabré los porqué y no se los diré. Dejaré que sufra y lloraré en secreto con ella.

Ella está enamorada y no lo sabe. Ni siquiera puede permitirse saberlo. Ojalá se lo pudiese decir. Ojalá pudiese asomarme por una ventana, arroparla por las noches, vigilar sus sueños inquietos... Ojalá pudiese pedirle perdón también. Su fragilidad me parte el alma. Admiro su fuerza. Envidio a quien ella añora. Ojalá fuese yo el objeto de sus llantos. Ojalá fuese por mí por quien suspira... yo solo soy de nuevo el fantasma. No tengo lugar en ella. No me conoce. No hay suspiros que se sepan mi nombre... y, sin embargo, todos los míos conocen el suyo.

Será un viaje corto. Regresaré antes de haberme marchado y volveré para seguir mirando su soledad. Seguiré dándole motivos para odiarme si supiera que yo voy a montar piedra a piedra cada uno de sus silencios. Regresaré para seguir siendo nadie. Volveré pronto para no volver. Pero en estos días en los que sé que no es posible que ella piense en mí, yo la echaré de menos por los dos...

El sombrerero loco se pierde entre las grietas de su propio espejo. ¡Qué duro es a veces no existir!

Adiós, pequeña Luz. Echarte de menos será mi regalo de cumpleaños... curioso regalo.

 

 

Lee la sexta parte AQUÍ

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